Caracolea con las sombras
y su determinación no es sino
una de las maneras más nobles
del fracaso:
la mochila llena de libros,
las horas llenas de libros,
los sueños llenos de libros.
Alguna vez, alguien,
en el mismo pretil de la nada,
le asombró con destinos
sin billete de vuelta,
acaso un amor ya olvidado.
Ves a esa muchacha y te preguntas
dónde queda la máscara del tiempo,
por qué el presente no es clepsidra,
soto y peonza,
agua soñada del ansia de ayer.
En la calle, a estas horas,
mis hijas ya no quieren ser princesas.
Cierras la última página del libro.
Es hermoso, después de todo.
Ves a esa muchacha y te preguntas
dónde queda la máscara del tiempo,
por qué el presente no es clepsidra,
soto y peonza,
agua soñada del ansia de ayer.
En la calle, a estas horas,
mis hijas ya no quieren ser princesas.
Cierras la última página del libro.
Es hermoso, después de todo.
Hermoso poema, Ismael, que deja el corazón del lector lleno de libros. Todos estamos hechos de palabras y sueños. El futuro también y guarda un sitio para un camino común de amistad y poesía.
ResponderEliminarAbrazos.
Espero darte un abrazo pronto (mañana, sin ir más lejos). Muchas gracias por tus palabras y tu compromiso con la poesía.
EliminarAbrazos.
Hay muchachas, y muchachos, con la mochila llena de libros y el corazón lleno de preguntas. Algunos ya se han hecho adultos.
ResponderEliminarMás que en las respuestas, el momento de la pregunta es el del entusiasmo. Mientras nos sigamos cuestionando cosas, nunca dejaremos de ser muchachos asombrados por la magia del mundo.
EliminarGracias por estar ahí.