miércoles, 8 de enero de 2014

Poema: 'El lector'


¿Quién te pide,
en horas hurtadas al descanso,
buscar cifra exacta de tristeza,
amarga razón de felicidad?
Quieres ser hombre,
pero para eso te faltan palabras,
demasiadas palabras.
Y ni siquiera estos libros preludian
la sed y su ausencia,
el sol crepuscular en los cristales
apagados,
el retén de pronombres en llamas
que es algo más que una oración
de relativo.
Dentro de todas las cosas,
cuando ya no queda ni su nombre,
ni el recuerdo de su nombre,
apenas un quizás.
Por eso, solo por eso
llegan las estatuas en falupas
y Ulises es un encantador de adolescentes
que aún creen en el amor.
Suena el timbre y la página
-¡oh, maravilla!-
sigue en blanco.
El joven lee en aquel rincón
donde dan la vuelta
los vientos australes.
La vida es un paraíso,
pero los hombres se esfuerzan
en no comprenderlo.
Lo dijo Dostoievski.
Sus labios
–esquirla de luz derramada-
ya no son suyos.

2 comentarios:

  1. Querido Ismael, que sepamos en el futuro preservar ese espíritu de inocencia y asombro que asoma en los primeros lectores. Que cada día un libro nos deje su calor y compañía. Que el camino es largo.

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  2. En estos tiempos de frío -y no solo en la calle-, la lectura y la buena literatura es una compañía que nunca falla, un remedio contra el desánimo y una necesidad de tocar con los dedos puros de las palabras la belleza. No debemos permitirnos de ningún modo que la realidad nos pase por encima sin atisbarla cada día, aunque solo sean unos minutos.
    Un abrazo y gracias por estar ahí.

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